Como cada año viene siendo habitual, una vez más, el pasado lunes 27 de junio un nutrido grupo de jóvenes veteranos, válgame el oxímoron, de Sanidad Militar se reunieron para celebrar a su Santa Patrona, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Para alabarla y honrarla, pues los hombres alabamos y honramos a quienes nos enseñan a ser mejores.
Para honrar su memoria, pues el cultivo de la memoria es tanto o más necesario que el alimento del cuerpo.
Para mostrar nuestro orgullo de ser «sanitarios viejos».
Para rememorar nuestro pasado, hacer nuestro presente e ilusionarnos con nuestro futuro, pues lo que hacemos hoy es muy importante para nosotros porque estamos utilizando un día de nuestra vida en ello. Precisamente el día de nuestra Patrona.
Compartimos mesa y mantel; risas y chanzas; recuerdos y buenos momentos.
Lamentamos las obligadas ausencias de aquellos que nos han dejado.
Brindamos por España y por la Sanidad Militar.
Comimos, bebimos y lo pasamos bien.
Y en la hora de la despedida nos encontramos con nuestros corazones henchidos de gozo y felicidad y nuestras mentes de buenos recuerdos. Lo que casi es una utopía.
«Las utopías no son a menudo otra cosa que verdades prematuras»
(Alphonse de Lamartine)
El año que viene, más.




