El pasado día 17 pronunció nuestro Presidente (ANVESAM), el General Guiote, una conferencia sobre Rogelio Vigil de Quiñones, médico militar y uno de los «Últimos de Filipinas».
Con el Aula ocupada en su totalidad impartió el General Guiote una clase magistral sobre el personaje en cuestión. Sobre su infancia, su juventud, el Sitio de Baler, su regreso a España, sus posteriores destinos, su retiro y su muerte.
Haremos un sucinto resumen de la charla, quizás con otras palabras, pero con el mismo espíritu y la misma admiración por el personaje.
«Nace en el seno de una familia militar y cristiana en Marbella (Málaga) el 1 de enero de 1.862, viviendo allí sus primeros años en los que cursa estudios primarios.
Junto a su familia se traslada a Granada donde cursa estudios superiores y se licencia en Medicina y Cirugía en la Universidad de la capital.
Ejerce la medicina el las poblaciones de Talará y Chite, en las Alpujarras, hasta que un acontecimiento familiar decide su futuro: la muerte de su hermano Francisco.
Entonces, a la edad de 36 años, se alista como Teniente Médico Provisional del Cuerpo de Sanidad Militar y es destinado a Filipinas incorporándose al servicio del Hospital de Malate.
Pensaba el gobierno que la insurrección filipina emprendida por Katipunan había sido sofocada y decide cambiar las Fuerzas en Baler. Los 400 hombres que mandaba el Mayor Génova son sustituidos por una pequeña unidad de 50 hombre al mando del Teniente Juan Alonso Zayas, a quien acompañaban el Teniente Saturnino Martín Cerezo, el Capitán Enrique de las Morenas y Fossi y el Teniente Médido Rogelio Vigil de Quiñones y Alfaro.
Vigil de Quiñones se encargaría de la puesta en marcha y funcionamiento de la enfermería.
Los españoles, tras sufrir diversas emboscadas de los insurgentes filipinos, se refugian en el edificio más sólido y defendible del pueblo: su iglesia.
Allí permanecen en estado de sitio durante 337 días.
Destacó el orador la valentía y heroísmo demostrado por Vigil de Quiñones que herido en un costado siguió desempeñando sus funciones de atención a los enfermos y heridos y ayudó activamente en la defensa de la Plaza.
Como muchos de los hombres de la defensa de Baler enferma de Beriberi. Utilizando hierbas para el tratamiento consigue frenar la epidemia y curarse él mismo.
Enterados de que España se había rendido en Filipinas, el 2 de junio de 1899 capitulan con todos los honores.
Abandonan el Sitio de Baler ante la admiración y el respeto de las fuerzas filipinas.
Una vez en España Vigil de Quiñones es destinado al 2º Batallón del Regimiento de Infantería Soria nº 6, con guarnición en Sevilla.
El 18 de julio de 1.901 es promovido al empleo de Médico Segundo y destinado al Servicio de Guardia del Hospital Militar de Sevilla.
Durante los siguientes años pasa por diversos destinos en Santa Cruz de Tenerife, en Pamplona, en Vich y en Barcelona.
Participó nuestro héroe en varios hechos de armas en el norte de África como Atalayón, Caseta de Beni-Tusar, Atlatén, Segangán y otros varios.
Casado con Dª Purificación Alonso y Ruiz tuvo seis hijos.
En 1.923 pasa a la situación de reserva y fallece en Cádiz el 7 de febrero de 1.934, donde es enterrado.
Sus restos fueron exhumados y trasladados a Madrid para reposar en el Panteón de los Héroes de las Campañas de Cuba y Filipinas.
Llegados a la estación de Atocha fueron los restos recibidos, entre otros ilustres militares, por el Cirujano Militar D. Mariano Gómez Ulla.
Entre las muchas condecoraciones y reconocimientos destacó el conferenciante las siguientes:
Dos Cruces de María Cristina de 1ª Clase.
Medalla de Alfonso XIII.
Cruz de 1ª Clase del Mérito Militar.
Cruz de 1ª Clase del Mérito Militar con distintivo rojo.
Medalla conmemorativa de los Sitios de Gerona.
Pasador de Larache.
Cruz de la Orden de San Hermenegildo.
Marbella le dedicó una calle y un parque donde se ubica un busto de Vigil de Quiñones donado por sus descendientes.
En la calle Nueva número 6, donde nació, se colocó un azulejo conmemorativo.
Con motivo del centenario del Sitio de Baler, en 1.998, Sanidad Militar instala un busto en su honor en el Hospital de Sevilla.»
Finalmente el General Guiote (ANVESAM) instó a los asistentes para que no olvidemos jamás a nuestros héroes y para que, en la medida de las posibilidades de cada uno, pidamos con vehemencia a quien corresponda la concesión para Vigil de Quiñones de los máximos honores.




