Como cada año cuando se acerca la fecha de nuestra Patrona, la Asociación Nacional de Veteranos de Sanidad Militar (ANVESAM), convoca a sus socios, amigos y simpatizantes para festejar tal evento.
El pasado día 26 un nutrido grupo de socios y amigos de la Asociación se reunió para rendir tributo de homenaje a la Patrona de Sanidad Militar: Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
El incono original , que se venera en las Iglesias católica, ortodoxa y ortodoxa oriental, se encuentra en la Iglesia de San Alfonso de Esquilino, en Roma.
La imagen representa a María del Perpetuo Socorro con el niño Jesús en sus brazos. Los arcángeles Gabriel y Miguel presentan a Jesús niño su duro futuro de sufrimientos. El niño Jesús al contemplar tan dramática visión, hombre mortal al fin y al cabo, se asusta y estremece buscando socorro en los brazos de su madre, a cuya mano se aferra con fuerza. El miedo del niño se expresan en la contorsión de sus piernas, el repliegue del manto y la sandalia desprendida.
Tras los saludos de rigor y el recuerdo para aquellos que nos dejaron en el último año, las conversaciones sobre los diversos asuntos que interesan a un grupo de veteranos, sobre la añoranza de un pasado que no volverá y sobre los buenos recuerdos acumulados.
Jaroslav Seifert ya nos afirmó que “recordar es la única manera de detener el tiempo”.
Unidos por la Sanidad Militar, el mutuo amor a la Patria y esa línea invisible en la que convergen el compañerismo (relación de colaboración y solidaridad entre compañeros) y la amistad (afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato).
Compartimos mesa, mantel y viandas en el restaurante Parrilla Asador Txurruki, donde fuimos atendidos con corrección, prontitud y buen orden, bajo la atenta mirada y supervisión de Lupe.
Y la hora de la despedida.
Y en esta hora os invito a vivir con ilusión y esperanza.
Os invito a ¡VIVIR!
“El estudio para aprender a vivir bien dura toda la vida”. (Séneca).
