Como estaba anunciado, el pasado 25 de Abril de 2018, los veteranos de Sanidad Militar (ANVESAM) visitamos el Alcázar de Toledo y el Museo del Ejército.
Lo primero que admiramos fue el propio Alcázar y, a su entrada, el Gran Vestíbulo de restos arqueológicos con su losa superior y el muro cortina de mármol traslúcido de la fachada. Sus artesonados y cristaleras. La Escalera Imperial y la Capilla con su balaustrada original.
Aunque el recorrido histórico comprende lo más florido de nuestros ejércitos durante La Monarquía Hispánica, La Monarquía Ilustrada, Liberales y Absolutistas, El Estado Liberal, La Restauración Monárquica, El Siglo XX y El Ejército en el tiempo presente, nuestro guía, Manolo Rodriguez, nos anunció que para ver y disfrutar del Museo habría que visitarlo durante más de dos meses y aún así nos quedaríamos sin ver algunas de sus obras. No obstante visitamos y admiramos lo más florido del mismo.
Reseño a continuación una pocas cosas de las muchas que pudimos ver y admirar.
Y así admiramos las Colecciones de Armas Defensivas procedentes de las Casas Ducales de Medinaceli e Infantado con sus armaduras y escudos, cascos y rodelas de diversas épocas.
En la Sala de Armas Blancas dagas, espadas de diversas formas y usos. Como figura estrella la espada JIneta perteneciente a Boabdil.
En el apartado de Armas de Fuego pudimos ver, entre otras, un mosquete argelino, una pistola dotada de puñal retráctil y la Escopeta de Aguja del General Espartero.
Entre las Armas de Artillería admiramos un cañón bastardo, un falconete y, su estrella, la Culebrina Nuestra Señora de Guadalupe.
En la Sala de Uniformes pudimos ver y admirar la indumentaria de Boabdil el Chico, capturado en la Batalla de Lucena; y las Casacas de los Capitales Daoiz y Velarde.
También el Arte de la Pintura acompaña en el Museo, ya sean pinturas originales o copias. Y allí estaban retratados Carlos I, Felipe II y Carlos II, entre otros monarcas españoles. También pinturas de militares célebres por sus hazañas.
Para nosotros, sanitarios, fue muy importante ver un cuadro que representa el primer Hospital de Campaña de la historia, instalado por Isabel la Católica en la campa del pueblo zamorano de Toro. Después fue trasladado a Santa Fé, para el asedio de Granada.
No tuvimos ocasión de verla, pero también cuenta en Museo con una Sala de Ver y Tocar. Es una zona que permite a las personas con discapacidades visuales acceder mediante el tacto a los fondos y a la información relacionada con los mismos.
Y entre cultura e historia, sabiamente explicada por nuestro guía, se nos acabó el tiempo.
Aperitivo, comida de hermandad entre los excursionistas y sus invitados; breve sobremesa y regreso a Madrid.
Por ser veteranos nos viene como anillo al dedo aquello que nos enseñó Sófocles: «Noble cosa es, aun para un anciano, aprender».
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