Érase una vez durante los años de la posguerra, primeros años cuarenta del siglo pasado, cuando un mozalbete de pocos años acompañaba a su padre, como muchos otros vecinos de su pueblo.
Iban a buscar chatarra para vender y poder comprar pan. Eran tiempos de penuria, de hambre. Y había que sobrevivir.
No era difícil encontrar hierro y otros metales en los campos de su pueblo; allí se había desarrollado la Batalla del Jarama y quedaban los restos de la guerra y el recuerdo.
Sin duda, ahí nació la afición de Goyo por encontrar «cosas» en el campo.
Y cuando se hizo mayor siguió buscando restos de la batalla. Y con un detector de metales, mucho trabajo, tesón y paciencia fue montando lo que hoy es el Museo de la Guerra Civil de Morata de Tajuña. Sin ayuda de organismos o entidades, sólo con la colaboración de Pilar, que le permitió organizarlo todo en una nave detrás del Mesón El Cid, regentado por ella misma.
Este es Goyo Salcedo, el Guardián de la Memoria.
Los veteranos de Sanidad Militar (ANVESAM) que acudimos a visitarlo tuvimos la suerte de que fuera el mismo Goyo quien nos guiara por las diferentes salas y nos ilustrara de cuanto allí había, lo que significaba para él y para los demás. Desde las más absoluta neutralidad. No hay en el museo ni rojos ni azules, sólo españoles que lucharon y murieron.
Nos recibía una estatua de hombre realizada con restos de metralla. Y tras ella un sin fin de objetos de lo mas variado.
Mapas, cantimploras, planos, ametralladoras, cascos, trébedes, fusiles, bayonetas, uniformes, tabaco de la época, mecheros yesqueros, condecoraciones, publicaciones, la recreación de un búnquer, una escuela de entonces, una camilla con restos de sangre. Y muchos documentos y fotografías. y cientos, miles, de cosas más.
Damos testimonio gráfico de ello.
Tras la visita, interesantísima y educativa, tocaba reunirse en torno a una mesa para compartir diversas viandas, historias de la vieja mili, historietas de los nietos, anécdotas y vivencias.
Y aquí Pilar se salió. Todo amabilidad y cariño hacia nosotros. Y, además, buena comida, bien servida, excelente ambiente.
¿Se puede pedir más?
Si. Volver a programar otra visita. La próxima, ¿al Museo de Sanidad Militar?
Ya tendréis noticias.
(ANVESAM)
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